En el año 590 dC Roma fue devastada por la peste y el papa llamó a todo el pueblo en procesión para rezar por el fin de la terrible plaga. En ese momento el Arcángel Miguel se apareció en la parte más alta del castillo con todo su esplendor. A la vista de todos el Arcángel enfundó su espada y este gesto fue interpretado por el papa como el anuncio del fin de la peste.
Inmediatamente después de la aparición la peste dejó de asolar Roma y el Papa para conmemorar este hecho hizo poner en lo alto del castillo la estatua del ángel en madera, sustituida a lo largo de los años hasta el actual hecho de bronce por Peter Anton von Verschaffelt.Shutterstock-Di Luxerendering San Miguel Arcángel
La leyenda cuenta que el ángel dejó marcado (donde “aterrizó”) sus huellas en el mármol del castillo. Este trozo de piedra aún existe y puede verse en los Museos Capitolinos.
Ya en el año 1535, el Papa Clemente VII hizo erigir las estatuas de los apóstoles San Pedro y San Pablo, a los que se añadieron más tarde los cuatro evangelistas y patriarcas que representaban las estatuas de Adán, Noé, Abrahám y Moises.
En 1669, el Papa Clemente IX encomendó a Bernini que le diera una nueva cara al puente y esta sería la última gran obra de Bernini. Programó la construcción de diez ángeles que sostenían los instrumentos de la Pasión, un majestuoso vía Crucis sobre el puente, que servía de preparación para el sacramento de la reconciliación hasta llegar a la Basílica de san Pedro.
El rostro de los ángeles se ven serenos por la esperanza de la Resurrección, y si bien todos fueron proyectados por Bernini, realmente él sólo realizó dos: el ángel que tiene el cartel “I.N.R.I.” y el que tiene la Corona de Espinas.
Al ver tan bellas imágenes y por miedo que se arruinaran por las inclemencias del tiempo las hizo quitar de allí. Se reemplazáron con copias hecha por otros artistas y hoy las originales se encuentran en la iglesia de Sant’Andrea delle Fratte, también en Roma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario